La sociedad del conocimiento y su incidencia en la educación
Una característica clave del mundo actual es el protagonismo de las nuevas tecnologías. La escuela, inserta como está en la sociedad actual, se ha visto inmersa en el mundo caótico, en la sociedad fáustica que genera y se debate entre la posibilidad de incorporar los contenidos tecnológicos y la de rechazarlos; una postura intermedia aboga por incorporarlos mediante los oportunos filtros. La mayor parte de la información actual nos llega de forma analógica: periódicos, revistas, libros. Pero la evolución natural en esta era de la información es la transformación de lo analógico en digital, dominado por las nuevas tecnologías. Gallego y Alonso (1999: 20) señalan, con acierto, que los sistemas multimedia se van acercando más a Internet, hasta el punto de que muchos afirman que en un futuro próximo, todos los multimedia los encontraremos en Internet y se captarán y traerán al ordenador sólo cuando sea preciso
Con respecto a lo que Internet tiene de utopía pueden consultarse diversos autores que preconizan cambios radicales en los centros educativos en los próximos años. ¿Seremos capaces los educadores de adaptarnos a ellos? Las cosas han cambiado tan profundamente que: “hace treinta años la juventud se lanzaba a la calle por un mundo más humano y mejor. Ahora, medio millón de jóvenes inundan la ciudad con una única meta: pasárselo bien” (Gahona, 1998: 236).
Con respecto a lo que Internet tiene de utopía pueden consultarse diversos autores que preconizan cambios radicales en los centros educativos en los próximos años. ¿Seremos capaces los educadores de adaptarnos a ellos? Las cosas han cambiado tan profundamente que: “hace treinta años la juventud se lanzaba a la calle por un mundo más humano y mejor. Ahora, medio millón de jóvenes inundan la ciudad con una única meta: pasárselo bien” (Gahona, 1998: 236).
Frente al saber tradicional basado en los libros, el saber actual se basa en el hacer, en la praxis, en el comercio y en la productividad, el saber futuro se basarán en el talento, en el conocimiento y en las posibilidades de gestionarlo correctamente. Además los nuevos tiempos exigen contemplar las teorías, la ciencia y los esquemas de comprensión del mundo y del conocimiento, no como sistemas ya hechos y cerrados, sino en su devenir, como algo que se hace día a día, dinámico, evolutivo y desde una perspectiva crítica y hasta escéptica sobre lo que se presenta como obra ya acabada. La gestión del conocimiento pivota esencialmente, en torno al uso de herramientas informatizadas. Ante ello, no cabe “gestionar el conocimiento” sino “gestionar el conocimiento diferente”. Alvin Tofler es quizá el representante más significativo en esta corriente: para él el conocimiento es ampliable infinitamente y más democráticamente que cualquier otro factor tradicional de poder.
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